Esta foto fue tomada hace unos días, y la historia empezó la semana pasada, en uno de mis tantos momentos al pedo en el local, mi mente comenzó a divagar, viajando por lugares desconocidos, y a los que me gustaría ir, y de golpe, vino a mi una frase, un piropo, al principio no le di mucha bola, pero poco a poco me fue convenciendo. Modificando algunos detalles, me empezó a gustar mas, y cada vez mas, tanto me atrajo, que planeaba usarlo el sábado, cuando vea a la niña que tanto me atrae. Con el paso de las horas, estaba completamente convencido de que gracias a el, al fin tendría éxito con ella.
Volví a mi casa contento con mi descubrimiento, orgulloso de mi creación, pero la noche es larga, y aburrida, y sin que lo quisiera, las dudas volvieron sobre mí, cuando uno empieza a dudar, las cosas terminan mal, por eso decidí probarlo, utilizarlo antes con alguien y ver su efecto, desesperado prendí la PC, y abrí el msn, creyendo que diciéndolo por Internet, seria mas fácil disimular lo feo, pero no tenia ningún contacto conectado, así que volví a acostarme, postergando la prueba hasta mañana.
A la mañana siguiente luego de bañarme, fui hasta la plaza (En que lugar encontraría mas mujeres que ahí?), Llegue luego de una eterna caminata, la emoción se apoderaba de mí, pero también las dudas, y ya no estaba tan seguro del éxito que pudiera llegar a tener el piropo, aquel que yo había inventado. En esos momentos recordé lo tanto que atraen a las mujeres los niños pequeños, aquellos que aun mantienen la inocencia, convencí a uno que cruce por ahí, para que se lo dijera a alguna dama, con tal combinación tenia ganada la batalla!, por más feo que fuera el piropo, la ternura del niño lo endulzaría.
Probamos con un par de señoritas que allí se encontraban, pero en ningún caso logro salirle bien, siempre cometía algún error, nunca el piropo fue dicho enteramente, igualmente siempre recibía un beso como compensación (Ojala fuera tan fácil para nosotros también!). Tras tantos intentos fallidos, le pedí que primero lo memorizara, que lo dijera tantas veces en voz alta, hasta que lo aprendiera, tenia que salirle sin siquiera pensarlo, tenia que ser algo automático como el "como estas?" que siempre nos sale después del "hola". Así que fue a un rincón a repetir una y otra vez el gran piropo. En mi mente ya me imaginaba el éxito, seria tan popular que todos lo usarían, era mi momento de gloria, y decidí esperarlo sentado en el banco.
Pero nada de eso sucedió, parece ser que en una de las repeticiones, logro salirle entero, de una, sin errores, y por fortuna para él, solo una paloma logro escucharlo...
Esa es la historia del único piropo que invente, y aunque aun lo recuerdo, solo perdura en mi para advertirme y prevenirme, cada vez que decida conquistarte con mi gran romanticismo.